Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 22 de junio de 2012

Matrimonio Gay

 Se trata de un nuevo espaldarazo a la causa siempre abierta del colectivo de gays y lesbianas. Desde hoy la R.A.E (Real Academia de la Lengua), admite una nueva acepción de la palabra matrimonio, aquella que dice que:  en determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses.

 Es tan sólo una (en esta ocasión se han registrado hasta  mil seiscientas noventa y siete en total),  de las modificaciones que se incluyen en esta nueva revisión tutelada por  las veintidós academias de la lengua y que aparecerá en la próxima edición actualizada del diccionario, la número veintitrés, prevista para el año 2014. La inclusión de esta nueva acepción, deja en un segundo plano la incorporación al diccionario de palabras como espanglish, sociata, blog,  culamen o friki.

  Pendiente siempre de los cambios y de la evolución que sufre nuestro idioma, intentando eliminar referencias de cualquier tipo que puedan resultar discriminatorias por motivos de raza y sexo, la academia insiste en la necesidad de  actualizar un diccionario como este que debe facilitar claves para la comprensión de textos escritos desde el año 1500.

 El Diccionario es un texto vivo, en constante proceso de revisión y mejora; pendiente de los cambios y de las sensibilidades de un entorno en permanente estado de evolución.

 Aprobada en 2005, fue uno de los grandes logros de la administración Zapatero, un auténtico avance en el ámbito de lo social y en  materia de derechos: la ley que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la adopción de menores y la equiparación en general de este tipo de parejas al matrimonio convencional. Pasados apenas siete años de la promulgación de aquella iniciativa legislativa, la publicación ahora de esta nueva acepción supone consolidar el espíritu y el objetivo de aquella norma, supone reconocer que forma parte del léxico común, que el concepto matrimonio gay forma parte de nuestras rutinas y de nuestro día a día, sin crear tensiones ni aspavientos.

 La academia actúa de fedataria en este caso de una realidad de la calle que una vez más, va por delante de lo que se vive en otros entornos. Paradójicamente sigue pendiente de revisión el recurso abierto contra esta cuestión en el Tribunal Constitucional presentado por parte del partido actualmente en el gobierno, así como las constantes muestras de rechazo contempladas en determinados foros religiosos y de carácter conservador. Sea como fuere, esta pasa a ser una cuestión solo analizable desde una perspectiva privada: se podrá estar o no de acuerdo con el concepto en sí en función de creencias religiosas o de concepciones morales, pero al cabo de la calle, en un contexto más abierto y más global, el matrimonio gay deja de ser un motivo de debate para ser una realidad objetiva. Aún incluso prosperando el recurso de inconstitucionalidad que daría la espalda a la realidad de una sociedad más abierta de mente y de miras de lo que algunos quisieran.

 Es un hecho de palabra. El matrimonio es también gay


 

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