Mi afán por descubrir nuevos escritores, cosa que
hago cada cierto tiempo y con ciertas renuencias, pues por mucho que me imponga
otra cosa, al final me acabo tirando a mis autores de siempre o del momento, me
ha llevado en esta ocasión a leer esta novela de Felipe Benítez Reyes, El azar y viceversa.
Es una novela que con un título como el que tiene,
lleva buena parte del camino trazado, pues es más que una simple declaración de
intenciones. Con este trabajo, Benítez desarrolla una trama en la que nada está
escrito y todo sigue una lógica imperceptible.
Ambientada en Andalucía en escenarios que
transcurren entre Cádiz y Sevilla en la parte final de los años plomizos de una
dictadura, que por una cosa u otra no termina de quedarse en los libros de
historia, por sus páginas desfilan toda un serie de personajes anónimos,
pequeños individuos que más destacan por sus rarezas, bajezas o vicios que por cualquier
otra cosa que respire o suponga normalidad. Personajes a los que el autor caracteriza con motes de todo tipo: Cupido Bakunin, Fantomas, El tunecino, el Ranyer, etc.
Planteada en tono autobiográfico, El Toni, utiliza varias
opciones narrativas, en primera persona o como narrador omnisciente, para
contar una vida y milagros, la suya, donde solo el principio y el final están escritos
de antemano. La pronta perdida de un padre soñador y las segundas nupcias de la
madre con el hermano de aquel, son el punto de arranque de una existencia
frustrada e insatisfecha donde las experiencias que rayan en lo ilegal
configuran el día a día de un raterillo de poca monta habituado a subsistir con
pequeñas ñapas.
Con diálogos frescos, de marcada espontaneidad,
donde uno al leerlos se imagina a los protagonistas con acento gaditano, Felipe
Benítez construye toda una ristra de personajes con cierta sorna y retranca que
recuerda a alguno de los creados para sus ficciones noveladas por Ruiz Zafón.
Ese estilo desenfadado, campechano termina por calar en el lector que se ve
envuelto en los trapicheos del protagonista y sus secuaces.
Pero debajo de esa pantalla vulgar y humilde en que Benítez
instala a sus personajes, se esconde toda una gran reflexión sobre qué es la
vida, y qué caminos transitan por ella: los que uno elige con mayor o menor éxito,
y aquellos otros por los que la diosa fortuna te hace discurrir por mor de las
circunstancias.
El azar y viceversa es un canto a la vida, a vivirla
a pesar de todos los pesares, pues nunca sabes que puedes encontrar al doblar
alguna de las esquinas por donde transcurre tu propia existencia. Es un magnífico trabajo de un autor que está
llamado a dar mucho que hablar en el panorama de la novela contemporánea española.
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