Una mañana de inicios del verano de 1995. Una urbanización de Zaragoza. Un hombre practica footing, antes de iniciar su jornada de trabajo,hasta que repentinamente es secuestrado por un grupo de encapuchados; son los últimos hechos de que se tienen certidumbre de sobre Publio Cordón, empresario y fundador del Grupo Quirón y de la aseguradora PREVIASA.
Los perpetradores de la fechoría pronto se dan a conocer y publicitan la acción. No son otros que integrantes de la organización terrorista GRAPO ( grupo revolucionario armado primero de octubre). Tristemente célebres en la transición política española por sus asesinatos de policías, atracos a bancos y secuestros de personalidades públicas. Sin quedar claras ni su ideología ni las razones que les impelen a actuar, cada cierto tiempo, sus actividades son portada en una especie de macabra pugna por sembrar el terror y dinamitar el orden establecido con el otro grupo armado: ETA.
Sumidos en una especie de ostracismo que les hace salir de la actualidad política y mediática, sin dejar de estar estructurados y organizados en mayor o menor medida, acontece el secuestro del empresario zaragozano. Las condiciones de rescate se hacen llegar a los pocos días y son muy claras: 400 millones de las antiguas pesetas han de ofrecerse como canje por la vida del empresario. La historia que vino después es ya conocida por todos: entrega del dinero por parte de la familia y desaparición del personaje principal a quien se dejó supuestamente en libertad en las inmediaciones del Estadio de Sarria de Barcelona.
Han transcurrido diecisiete años; años de silencio y de incertidumbre; tiempo de organizar una vida nueva siempre condicionada por la falta de respuestas para la gran duda: ¿Dónde está Publio?
Ayer el Ministro del Interior hizo publicas las últimas noticias referentes al caso, activado como consecuencia de las investigaciones realizadas por parte de la Guardia Civil, que han llevado a la detención de cuatro personas y al hallazgo del zulo donde pasó el empresario sus dos ultimas semanas de vida. Las evidencias son, al parecer, claras y conducen a la versión ya relatada por el principal detenido en este caso, Fernando Silva Sande, al que se condenó en 2007 a 28 años de cárcel por su participación en los hechos junto a otros tres encausados, ya juzgados anteriormente por los mismos hechos. Publio intentó escapar de sus captores cayendo desde el primer piso de la casa a las afueras de Lyon donde se encontraba retenido con fatales consecuencias; sus restos serían enterrados en algún punto del Mont Ventoux, donde ya se han realizado algunas prospecciones de manera infructuosa siguiendo indicaciones de los terroristas. Las autoridades dan por cerrado el caso aún sin acceder a la principal evidencia y prueba de cargo: el hallazgo de los restos.
¿Cómo vivir con una cosa así?. La familia ha hecho de tripas corazón, continuando con su vida y rutinas a pesar de la lenta agonía. Los medios de forma directa o indirecta nos han dado pistas de esa dura normalización existencial: venta de Previasa a una aseguradora alemana, comparecencias cada cierto tiempo ante la prensa, desmintiendo una posible huida de Publio tras su liberación a algún punto de América Latina, asistencia al juicio del principal encausado... apenas unos días antes del conocimiento de las últimas detenciones, su ya legalmente viuda Pilar Muro, recibe notificación de un juzgado de Zaragoza que declara oficialmente muerto a Publio Cordón.
15 días de secuestro. 17 años de búsqueda. Aparente punto final a un caso que nos ha acompañado en los últimos tres lustros. Falta descubrir el lugar donde reposan los restos del malogrado empresario. Será entonces cuando el caso pueda darse por cerrado definitivamente. Así sea
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