Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 22 de marzo de 2019

La muerte del comendador, Libro I.

 Aunque acaba de salir recientemente el tomo segundo de este último trabajo de Murakami, la entrada de hoy que sirve como sugerencia de lectura para esta semana hace referencia a la primera entrega de La Muerte del Comendador, editado nuevamente en España por Tusquets.

 Una vez más Murakami, nos atrapa con una historia de gente corriente, donde nada de lo que sucede es normal. El protagonista de la historia, un pintor retratista en horas bajas, que tras su divorcio decide tomarse un tiempo para viajar y pensar en su futuro, es el punto de arranque de una historia donde realidades paralelas se entrecruzan para configurar un ambiente narrativo cargado de simbolismos, momentos únicos, y recuerdos, historias cerradas en falso que requieren de sosiego y reflexion para terminar de cerrarse.

 Quien sigue con regularidad la trayectoria literaria de Haruki Murakami, observa que dos son las principales características que hacen del escritor japonés un autor diferente: Su tratamiento del tiempo, donde pasado, presente y futuro a veces pierden sus criterios cronológicos para ser parte de la historia sin tener relevancia directa en la trama, y la evolución de sus personajes protagonistas, personas afectadas por algún hecho traumático, que tras un caminar habitualmente errabundo, acaban encontrado una vía por la que transitar, al tiempo que consiguen encontrar respuestas a preguntas que les atormentan, o que no tienen respuesta para ellos hasta llegado un momento concreto.

  Las historias de Murakami son historias donde la continuidad hace siempre acto de presencia. Sus personajes, siempre encuentran el modo de seguir caminando, amparándose en razones que forman parte de ese mundo como de ensueño donde se desarrollan unas historias que no solo hacen pensar, también incluso soñar.

 Nuestro pintor vagabundo acaba por casualidades de la vida viviendo en la casa de un fallecido pintor tradicional japonés, cuya vida nada tiene de tradicional ni previsible. Sin más resguardo que los muros de una casa en mitad de un bosque, en la buhardilla de la casa- estudio encontrará un cuadro oculto donde se recrea la muerte de un comendador, dando con ello comienzo a la historia, y titulo al libro.

 Brillante, imprevisible, con recovecos inimaginables, con conexiones insospechadas entre personajes que dan a la trama una solvencia y fuerza que hacen que no pueda uno dejar de leer página tras página, La muerte del comendador es una obra de madurez de un escritor con un talento extraordinario. Otra joya más del genio de Kioto.


 

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