Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




domingo, 7 de febrero de 2016

Sumisión

  Es el inquientante titulo de la última novela de Michel Houellebecq, publicada apenas hace un año, coincidiendo con el atentado en París, a la revista satírica Charlie Hebdo. Tan terrible coincidencia ha venido a redundar en la aureola de este libro, al que la crítica más destructiva no ha ahorrado esfuerzos de tildarlo de anti-islámico. Críticas que seguramente habrán beneficiado al autor y a su editorial, en lo referente al volumen de ventas.

  Sumisión es un libro que va en la línea de otra gran novela, firmada esta por José Saramago, donde también se ponía en práctica el juego de aventurar que pasaría si los ciudadanos votasen de un modo en vez de otro, mas convencional, o si se quiere previsible. Sí en su Ensayo sobre la lucidez, el escritor portugués juega la baza de una abstención mayoritaria entre los llamados a votar, Houellebecq juega en su libro otra carta: que ocurriría si un líder islámico moderado llegase al poder y se hiciese con la Presidencia de la República Francesa.

  Leer el libro en clave meramente política y electoral sería un error, ya que lo que plantea aquí su autor va mas allá de lo meramente político. Sumisión no es solo una narración de política ficción, es también una reflexión acerca de los valores de la Francia actual, valores que vienen mancillados y socavados de una manera sistemática fruto de la falta de soluciones ante el que sin duda, es el principal reto al que debe hacer frente el país: la integración de la población emigrante procedente en su mayor parte del magreb africano. Ubicados en distritos específicos de las grandes capitales francesas que a modo de guetos, sirven de lugar donde poder ubicar a personas que en su mayor parte no son bien recibidas por los ciudadanos franceses, su creciente llegada y naturalización no les sirve de argumento para poder progresar e instalarse en el seno de una sociedad que parece no quererles. No en vano sus hijos y nietos son ciudadanos franceses, que pese a su condición de galos en origen no consiguen abandonar las estructuras de sus particulares guetos donde parecen condenados a existir salvo que algún billete de lotería les libre de la condena eterna de la exclusión.

  ¿Cómo conjugar esta situación con los que son los ideales de la República, Liberté, égalité e fraternité? hay quien opina que las cosas se fueron de madre desde que Francia no terminó de digerir bien su condición de antiguo país metrópoli, perdiendo todas y cada una de sus posesiones territoriales, siendo las pérdidas más significativas y dolorosas, las de Indochina en Asía y la de la considerada por muchos la joya del país, Argelia, perdida a mediados de los años sesenta. La patria de Camus, fuente de inspiración de algunas de sus más insignes obras, paso a vagar libremente por el mundo, construyendo su futuro a fuerza de sangre y sufrimiento hasta recientes épocas en que la pacificación del país parece ir consolidándose. ¿ Puede ser cierto que los franceses que antes integraban a los hijos de sus colonias sin requemores ahora no sientan apego alguno por quienes hasta hace poco eran súbditos de la gran patria francesa?

  Como se ve el tema es extenso y complejo. Política, economía, expansiones terriroriales, procesos de descolonización y... religión. Todos esos ingredientes incluidos en la misma coctelera traen como resultado la creación de un brebaje cuya gusto al paladar y asimilación por los estómagos de la ciudadanía francesa pueden dar como resultado la no tolerancia del producto. Y esa no tolerancia está siendo aprovechada por determinados sectores de interés para atacar los cimientos de la República más laica del continente. Para determinados sectores musulmanes conquistar para el Islam Francia sería como alcanzar el dorado que en otro tiempo conquistadores castellanos ansiaron alcanzar en tierras vírgenes en la inhóspita norteamérica.

  Houllebecq en su novela trata de un modo inquietante el papel de esa asimilación de conceptos a día de hoy ¿ Realmente es tan malo el islam, más especialmente en su faceta social y familiar ,cuyos valores están , a día de hoy a años luz de la forma de entender la vida de los ciudadanos?. Antes un mundo tan cambiante y poco tranquilizador, por ser incapaz de garantizar nada a sus súbditos, podrían estos caer en la tentación de aceptar la venida de un nuevo régimen que amparado en las bases de una sociedad patriarcal familiar, permitiese volver a hacer asimilables los horizontes de un mundo cuyo constante mutación solo crea inquietud y temor?

  Para muchos incluidos buena parte de la crítica, Sumisión es una novela oportunista que busca hacer dinero a costa de airear los temores y sufrimientos resultado de los ataques que recientemente esta sufriendo Francia. Para mi es una reflexión sobre cómo esta evolucionando un país, cuyos valores de base quizá no están tan consolidados como antes, tal vez porque están siendo objeto de olvido a tenor de otras preocupaciones, donde el bolsillo y el empleo copan la lista de preocupaciones de la ciudadanía. Y es por esto por lo que Sumisión es una novela que solo puede universalizarse y no leerse tan solo en clave francesa. A fin de cuenta, los temores del francés de a pie y sus enemigos, son los mismos enemigos de todo Occidente. Enemigo que no solo se manifiesta a través de las metralletas que siembran de muerte y sangre las calles de París. Una Europa de los valores consolidada, encontraría argumentos de sobra para defenderse de estos ataques, y no sentiría el miedo que ahora se siente frente a enemigos confesionales y autoritarios.


          http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_893

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