Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 19 de junio de 2015

Sobre cloacas y lugares de esparcimiento

 Cloaca. Recuerdo perfectamente la primera vez que oí esa palabra. Más bien la primera vez que la leí, ya que fue en el colegio. Apenas tendría siete u ocho años y ocurrió esa primera toma de contacto en una clase de ciencias naturales. Recuerdo que andábamos estudiando la fisonomía de las aves y ese era el nombre que recibía la terminación del aparato excretor de estos animales. Recuerdo incluso una especie de juego de palabras o trabalenguas, al asociar cloaca con clueca, como las gallinas, que al igual que el resto de las aves, tienen cloaca por donde evacúan sus excrecencias.

 Pasaron algunos años hasta que, nuevamente en sede academia y lectiva, volviera a tener contacto con el término. Esta vez fue en el instituto, y la palabra salió a colación a cuenta de estudiar en clase de latín el nombre que los romanos daban a algunas de las partes elementales de sus ciudades. Fueron ellos los que realizaron el primer sistema de saneamiento urbano, con una red de alcantarillado que permitía expulsar los residuos y desechos por una marabunta de conductos que trasladaban toda esa inmundicia a un sitio que denominaban cloaca mayor. En apenas dos mil años el sistema en si ha variado poco, más bien nada, dando una idea del grado de inteligencia y practicidad de una civilización que sin duda ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad.

 Cloaca. Dos veces en contacto con la palabra en contextos diferentes, pero con significaciones idénticas. En ambos casos refiriéndose a un lugar donde expulsar, todo aquello que nos sobra, nos molesta, nos incomoda, ya sea porque el cuerpo no lo necesita o porque ha dejado de tener utilidad. Cloaca es lo que permite que la basura salga fuera, eliminar todo aquello que pueda resultarnos poco provechoso o simplemente nocivo.

 Por lo tanto detrás de una palabra asociada a suciedad, miseria y sustancias mefíticas, hay un componente de saneamiento e higiene, que alerta de la importancia, de la necesidad de que haya cloacas en nuestras vidas. Conductos que liberen la suciedad material y física, pero también otro tipo de miserias, mas etéreas o inmateriales, que no por ello requieren de menos cuidado, ni dilación en su eliminación.

 Como individuos que formamos parte de un colectivo, asumimos un rol de integrante de grupo, así como sus reglas de funcionamiento. Esas reglas afectan a todas y cada una de las partes de nuestras vidas, en el modo de obtener medios de subsistencia, en el lugar donde habitaremos a diario, en las formas de ocio y esparcimiento... Todo en nuestra forma de ser viene determinada por ese grupo al que estamos adscritos y sin el cual nuestras existencias no tendrían prácticamente razón de ser. Eso lo convierte en una cuestión pura de antropología, el aceptar la pertenencia al colectivo y el asumir el comportamiento que de ese grupo se espera. Indudablemente afecta a más materias o disciplinas, ( Sociología, economía, derecho, Historia...); La vida humana es un elemento de estudio multidisciplinar a la que sólo puede darse objetivo y sentido entendiendo por qué  nos comportamos así y que hay detrás de nuestras decisiones.

  Un elemento relativamente reciente ha sacudido nuestro status de ciudadanos tipo, y ese elemento no es otro que la red, o internet, como se le conoce comúnmente. Al ampliar horizontes y facilitar los medios y formas de contacto, nos hemos convertido, en apenas un puñado de años en miembros de un grupo, cuyos límites ahora no son tan nítidos y previsibles como lo eran antaño. Y la forma de perfilar esa nueva localización ha sido denominar ese nuevo espacio como aldea global, aldea, donde el sitio físico no es tan importante, y si el cuándo y el cómo interaccionamos. Una simple conexión de internet supone un infinito mundo de opciones y posibilidades, a las que podemos tener acceso desde un lugar cualquiera, siempre delante de la pantalla de algún dispositivo informático.

  Alterando nuestras rutinas, cambiamos todas y cada una de las partes de nuestra forma de concebir las cosas. Esos cambios constantes y ya visibles, seguramente solo estén en fase incipiente. lanzados a la conquista de una nueva forma de vida donde conceptos como salir o encontrarse, tendrán una configuración más virtual que real, y en donde el movimiento o la distancia no serán óbice para obtener puntos de encuentro y conectividad. Esa carencia de contacto afecta a todos los ámbitos, incluidos el del ocio, y los ámbitos de confrontación y debate también encuentran en esta nueva opción una posibilidad antes delimitada.

 Las redes sociales ocupan un lugar estelar en este nuevo batiburrillo posibilista en que internet se ha convertido. Sin apenas cortapisas y sin mayor limite que el que los administradores de cada casa quieran darle, son constantes las polémicas cruzadas que arrecian por cuenta de algún debate que la actualidad promueve, invitando a los internautas a dar su opinión. La falta de topes o limites, invita a que disputas y confrontaciones arrecien sin más regla que el grado de educación, sensatez, y cordura cada cual quiera darle a lo que dice y escribe. Y en ese contexto, la red posibilita la expulsión en forma de exabruptos o malas formas de cuantas sandeces quieran y puedan decirse, en una especie de pugna o competición, en la que los partícipes luchan por conseguir el comentario más atractivo que les permita atraer el mayor número de adeptos. En el fondo volvemos a un escenario de sobra conocido y que a lo largo de la historia ha contado con un sin fin de escenarios, donde los contrarios combaten entre si, buscando alcanzar el favor y halago de la muchedumbre. Buscan convertirse en héroes del pueblo, cuya hoja de laurel tiene en este punto formato de un click que significa me gusta.  Y en medio de esa batalla cada cual saca, en ocasiones,  lo peor de si, como si fuese bilis que hay que eliiminar porque hace daño dentro; con ello se apacigua el ánimo y se invierte en un equilibrio emocional que el simple uso de la razón nunca terminará de proporcionarnos.

 Internet, entre sus múltiples facetas, cumple tarea de cloaca emocional. Con ella sacamos todo lo retorcido y malo que llevamos dentro, sin temor al que dirán o a guardar las formas que en nuestro entorno convencional solemos mantener. Y de ese modo se irá cincelando un comportamiento donde realidad y mundo virtual tendrán que encontrar un equilibrio. Apasionante mundo de estudio para la Psicología  y cuantas disciplinas analicen el comportamiento humano. Seguiremos evolucionando, sólo falta determinar hacia dónde.

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