Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




viernes, 11 de octubre de 2013

Necesidad de gestos

 Comentaba hoy Felipe de Borbón y Grecia, Príncipe de Asturias y a la sazón  heredero a la Corona del Reino, en un foro de emprendedores celebrado en Madrid, en lo que parece un intento de transmitir un mensaje de optimismo y confianza, que es necesario no esperar que otros nos resuelvan los problemas que tenemos delante.

 No es mi intención cebarme con mis comentarios en la otrora mejor institución valorada del Estado y ahora convertida en casi la más denostada; sería un gesto que sin duda podría ser considerado de oportunista, demagogo y demasiado fácil a tenor de la cascada de comentarios críticos que la familia real despierta de un tiempo a esta parte. Sin lugar a dudas la figura del heredero va aumentando a pasos agigantados como consecuencia de la cada vez más frágil salud del Jefe de Estado, cuyo lento declinar no solo viene propiciado por su avanzada edad. Un sin fin de pequeños escándalos de índole doméstico han socavado la credibilidad de una figura que hace bien poco parecía intocable.

 Desconozco cual puede ser la estrategia adoptada por la Casa Real y su pléyade de asesores encargados de orientar al monarca en sus decisiones a corto y medio plazo. Tratar de hacer más transparente la institución en sí, con la publicación de más datos relativos a las cuentas que la sustentan, así como no entorpecer las iniciativas que desde el arco parlamentario vienen sosteniendo la necesidad de regular la figura del sucesor a la corona, no siempre con éxito, son un buen punto de apoyo con el que iniciar el camino.

 Con los debidos respetos tales iniciativas son muy insuficientes. Más aún a tenor de los resultados que la investigación del Caso Noos está deparando. A grandes males siempre dijo el refrán que había que oponer grandes soluciones y eso es precisamente lo que está demandando el país en aras de alcanzar una estabilidad institucional que sirva de soporte y apoyo a la recuperación en otros ámbitos, especialmente el económico.

 Como decía, es la hora de los gestos, de los grandes gestos. Haría bien el monarca en anticiparse en sus acciones a las conclusiones que puedan deducirse de la investigación judicial que afecta de lleno a su familia. La renuncia a los derechos dinásticos de la hija casi imputada por los tribunales, y por extensión de todos los integrantes de la llamada Familia Real, solo reversibles en caso de necesidad institucional, la derogación de la norma que da prevalencia al varón en los derechos de sucesión, así como la presentación de un plan de transición que acabase con la renuncia al trono en favor de su hijo Felipe VI, podrían entrar en esa suerte de grandes gestos que permitirían a la Monarquía en España asegurar su permanencia.
 
  Habla el heredero de no esperar a que nadie nos saque las castañas del fuego, como diría el vulgo. Que empiece por aplicarse él mismo y en especial su ínclito padre, el cuento. Cuanto antes comience a resolver los suyos propios antes volverá a recuperar la autoridad que sus actos y decisiones parecen haber perdido, sirviendo de referente a un país que necesita de esos apoyos para volver a tener estabilidad.

 

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