Motivación existencial

Ricón para pequeñas reflexiones ahora que las puestas de sol se ven desde los cuarenta...
por Dondo Moreno




jueves, 17 de enero de 2013

Sanidad de Segunda

 Es un hecho incuestionable que el debate sobre la sanidad en este país de un tiempo a esta parte es foco inusitado de atención. El proceso de privatización de la gestión sanitaria en algunas comunidades autónomas, siendo el caso más relevante el de la Comunidad de Madrid, así como los incrementos en el pago de servicios, ( copago farmacéutico, euro por receta,etc.), han generado una oleada masiva de opiniones como posíblemente nunca antes había ocurrido. El cuestionamiento de un servicio tan básico como vital hasta hoy ofertado desde lo público,como consecuencia de la necesidad de ajustar presupuestos en época de vacas flacas presupuestarias copa el centro de atención mediatico.

 Son muchas las opiniones que reclaman transparencia y más información sobre lo que se está haciendo.En un momento tan delicado como el actual, todas las medidas pensadas para mantener en condiciones de cobertura y calidad suficientes el sistema de atención sanitaria tal y como lo contempla el Sistema de Seguridad Social,  implantado en este país hace 30 años, tendrían que venir acompañadas de debate entre las partes implicadas, así como de la suficiente publicitación en términos de cifras económicas, recursos y necesidades contrastadas a cubrir en cada uno de los frentes que la salud tiene abiertos en la población.

  Por intereses espúreos a lo sanitario, poco claros, achacables tal vez a la falta de coordinación o a la confrontación política que en no pocos casos solo sirven como obstáculo a la hora de dar soluciones, el tema en cuestión lejos de aclararse o solucionarse cada día se va agrandando como problema. Sin ningún genero de dudas, será uno de los grandes temas de confrontación en próximas contiendas electorales.

  Cada día se van añadiendo nuevos elementos que ayudan a echar leña al fuego a la cuestión. A la valoración de si es ético o no que un ex-consejero de sanidad que está enrolado en el sector privado pueda trabajar en la empresa que se ha hecho con la externalización de servicios sanitarios se añade ahora la cobertura que en esta materia el mundo rural tiene por parte de las administraciones.

  Es en este punto donde querría centrar mi atención hoy; la espoleta ha saltado en Castilla la Mancha, donde el cierre de varios centros de salud en localidades de poco rango demográfico ha dejado sin urgencias nocturnas a un puñado de municipios. La medida, justificada por el costoso mantenimiento de servicios poco demandados según las administraciones, ha encendido la cólera de cientos de vecinos que verán alejada esa asistencia medica a otros municipios colindantes y, en no pocos casos, con difíciles accesos por carretera u otros medios.

 Es solo una mota más de polvo de un problema que está registrado desde hace años. Medidas como esta, amparadas por las carencias de tesorería no deben esconder la ausencia de una política sanitaria rural consolidada descuidada desde hace años a todos los niveles y desgastada por la descentralización territorial.

Hace algún tiempo pude comprobar de primera mano como ese problema estaba ya presente en algunos casos. Por un cambio de residencia, mis padres decidieron ir a vivir a Tolox, un bonito pueblo del Valle del Guadalhorce malacitano, conocido por su balneario ( Fuente Amargosa), cuyas propiedades lo hacen ideal para el reposo y el restablecimiento de enfermedades respiratorias y por su ubicación en la Sierra de las Nieves, paraje de gran belleza para excursionistas y amantes de la naturaleza. Este pequeño municipio, de apenas unos tres mil habitantes contaba entre sus instalaciones médicas, aparte de la farmacia-dispensario de rigor, un centro de salud que solo prestaba atención médica de lunes a viernes de 9 á 2 de la tarde. Para cualquier incidencia o problema médico, posterior a ese horario se hacía necesario el desplazamiento a la
localidad más cercana que sí tiene ese servicio ( Alozaina, a unos diez kilómetros por carretera) o a Coín, cabeza de partida y municipio de referencia de la comarca.

  La experiencia de vivir en un pueblo apenas duró dos años; mis padres, sexagenarios diabéticos, decidieron cambiar de emplazamiento ante el temor de sufrir cualquier tipo de contratiempo y no tener medio de conseguir una asistencia de garantías en periodo de tiempo razonable. Incluso para pedir una ambulancia había que recurrir a alguna de las dos localidades antes citadas o demandar la llegada del helicóptero de urgencias. 

 De tener una ambulancia a media hora por carretera, ahora mis progenitores tienen el Hospital Provincial de Málaga,(Carlos Haya) a cinco minutos andando.Aún así no son pocas las veces que recordamos la situación de este pueblo cuya población, en un porcentaje elevado, está compuesta por gente muy mayor. A pesar del temor resuelto, esa solidaridad consustancial a la condición humana que a veces nos empecinamos en enterrar, nos da pie a pensar en como estarán otros que no tienen la suerte que tenemos los demás.
  
 Es siempre un motivo de satisfacción que en medio de la actual problemática se de publicidad a problemas como este, que lejos de ser nuevo, viene siendo un azote constante para un número indefinido de vecinos que por ser ciudadanos de poblaciones rurales son en este ámbito, consumidores y contribuyentes demandantes de una sanidad que presta servicios de segunda.




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